La espiral de la vida

Mientras lentamente consumo esas deliciosas moras de la pradera que recogi el verano pasado en aquella idilica Corcega, el estupor pasa y me sumerjo en el trance del opio, mi cerebro se va haciendo mas profundo y observo en su interior, hay mucha oscuridad, solo rota por un tintineante foco al fondo de un habitacion igual de oscura, dentro de ella una escalera de caracol en descenso, todo esta en blanco y negro como aquella pelicula de Aronofsky solo que mas oscuro y concreto, comienzo el descenso y me doy cuenta que aunque hay varios niveles en mi cerebro no hay forma de bajar la escalera hacia alguno de ellos, tendre que llegar al fondo sin remedio; es eso o volver en mis pasos hasta la parte superior de la escalera, decido llegar al fondo, asi que mientras voy en bajada partes de mi cerebro se revelan ante mi, algunas ya olvidadas, recuerdos enterrados, historias sin contar, todo en blanco y negro, como un musical que extrañamente tiene punk de fondo, un singular personaje parece ser el protagonista de todas las escenas de mi cerebro, solo que no logro reconocerme en el; ni siquiera soy el protagonista de mi propia vida, actua con violencia y desesperacion casi como si fuera todo de vida o muerte, no es agradable ver todo esto, mi cerebro me muestra tantas cosas que pronto estoy saturado y pienso en volver a la superficie mas me doy cuenta que es imposible una puerta ha aparecido tras de mi impidiendome subir, no puedo sino seguir descendiendo, asi que lo hago, pronto estoy corriendo, no soporto verme reflejado en aquel singular personaje, entonces tropiezo..... comienzo a rodar escaleras abajo, golpeandome y lastimandome al chocar con aquellos escalones metalicos, no puedo parar, sigo rodando y las imagenes en mi cerebro se hacen mas confusas, giran a mi alrededor cada vez mas rapidamente, me parece escuchar una risa que pronto se hace carcajada ensordecedora.................. entonces me estrello en el fondo, quedo tirado un tiempo inmedible, todo sigue girando pero lentamente va deteniendose, cuando todo se detiene me doy cuenta que estoy en un cuarto vacio